En el mundo de la atención sanitaria, las heridas crónicas complejas representan un desafío único que demanda experiencia y conocimientos especializados. Begoña Martín Muñoz, Enfermera de Práctica Avanzada en el Hospital Regional Universitario de Málaga, nos abre las puertas a su experiencia y perspectivas en este campo crucial. Acompáñanos en esta entrevista mientras exploramos el papel fundamental de la Enfermería en el manejo de heridas crónicas complejas y su impacto en la calidad de vida de los pacientes.
En el amplio campo de la Enfermería, la especialización se convierte en una herramienta incalculable para abordar las complejidades de la atención sanitaria. En este contexto, la intervención y manejo de heridas crónicas complejas emerge como un área especializada que demanda un alto nivel de experiencia y conocimientos. En el Hospital Regional Universitario de Málaga, Begoña Martín Muñoz ejerce como Enfermera de Práctica Avanzada en este campo, desempeñando un papel vital en la atención y tratamiento de pacientes con heridas crónicas complejas.
Begoña ha dedicado más de treinta años a la profesión de los cuidados, un camino que eligió tras un inicial interés en medicina. “La medicina era fascinante, pero siempre me atrajo más el contacto directo y el cuidado continuo que la Enfermería proporciona al paciente”, explica. Y precisamente esta pasión por el cuidado personalizado ha sido el motor de su carrera, llevándola a especializarse en el tratamiento de úlceras por presión y heridas crónicas complejas.
Su especialización no fue premeditada, sino el resultado de su curiosidad y compromiso con la mejora continua. “Siempre me encontraba en plantas quirúrgicas, y las heridas complejas especialmente capturaron mi atención. Me formé, investigué y poco a poco, fui adquiriendo habilidades hasta conocer en profundidad el área”, cuenta Begoña. Este dominio y su perfil profesional, que combina la práctica, la docencia y la investigación, la convirtieron en la candidata ideal para ser propuesta por la dirección de Enfermería como Enfermera de Práctica Avanzada cuando el hospital decidió expandir esta área de cuidados.
El manejo de heridas crónicas no solo requiere habilidades clínicas, sino también una dedicación constante a la actualización profesional. “Es vital estar al día con las últimas investigaciones y técnicas. Asistir a congresos y no perderse una ponencia, aprender de compañeros, compartir conocimientos y experiencias, son todos aspectos fundamentales para seguir avanzando en esta especialidad,” enfatiza Begoña.
A través de esta entrevista, desde el Colegio Oficial de Enfermería de Málaga, reconocen la importancia de la figura de la Enfermera de Práctica Avanzada (EPA) dentro de la profesión. La labor, experiencia y conocimientos de enfermeras como Begoña Martín Muñoz no solo mejora la calidad de la atención sanitaria, sino que también eleva la calidad de vida de los pacientes, demostrando el valor inestimable de la enfermería especializada en el panorama sanitario contemporáneo.
El rol integral de la EPA en el manejo de heridas
Las enfermeras de práctica avanzada (EPAs) en el manejo de heridas crónicas complejas desempeñan un papel multifacético y esencial dentro del sistema de salud, el cual está estructurado y regulado para asegurar una atención de alta calidad. Según las directrices de Picuida y las formaciones específicas de la Escuela Andaluza de Salud Pública (EASP), estas profesionales deben estar especializadas y certificadas en práctica avanzada y gestión de cuidados. En este contexto, Begoña delinea los cuatro roles fundamentales que definen sus responsabilidades y funciones.
1. Rol clínico: las enfermeras de práctica avanzada no solo curan heridas, sino que actúan principalmente como consultoras especializadas. Su tarea es ofrecer su experticia y asesoramiento a otros profesionales de la salud para abordar y resolver lesiones complejas. Aunque su enfoque es consultivo, también intervienen directamente en el cuidado de pacientes según lo requieran las circunstancias.
2. Rol docente: este aspecto es crucial y posiblemente el más influyente en la práctica diaria. Un contexto en el que, además, Begoña Martín Muñoz subraya la importancia de la formación continua: “El éxito de una EPA reside en que todos los profesionales implicados estén bien formados y sean capaces de manejar heridas complejas de manera autónoma. La formación continua asegura que el conocimiento y las habilidades se diseminen eficazmente entre todos los miembros del equipo de salud”.
3. Rol investigador: Aunque a menudo limitado por las demandas de los roles clínico y docente, el aspecto investigador es vital para el avance en el tratamiento de heridas. Desde sus inicios, Begoña ha contribuido con numerosos artículos y estudios en el campo, destacando que “la investigación es esencial tanto para aplicar conocimientos probados como para generar nuevos. Esta tarea, aunque muchas veces realizada fuera del horario laboral, es fundamental para mantener la práctica basada en la evidencia” prosigue la colegiada malagueña.
4. Rol gestor: Como defiende la sanitaria, “especialmente en el entorno hospitalario, las EPAs desempeñan también un rol gestor significativo. Este incluye desde la colaboración con la subdirección de Enfermería y supervisores en la gestión de cuidados hasta la gestión de recursos materiales y la optimización de procesos como la documentación y registro de tratamientos. Sin lugar a duda, podemos decir que la gestión es un aspecto omnipresente en nuestro trabajo diario en el hospital” afirma la enfermera.
La revolución en el tratamiento de heridas: una perspectiva de Enfermería
La atención a las heridas crónicas complejas ha experimentado una transformación radical en las últimas décadas, como bien puede atestiguar Begoña Martín Muñoz, quien ha sido testigo y partícipe activo de estos cambios a lo largo de sus 34 años de carrera profesional.
Cuando Begoña comenzó su andadura en la Enfermería en 1990, los recursos disponibles eran notablemente limitados. “En aquel entonces, curábamos con pomadas y Betadine, y las curas se hacían diariamente o incluso cada ocho horas. Realmente, los materiales y el conocimiento que teníamos entonces eran muy básicos”, recuerda la colegiada. “La escasez de materiales avanzados y la falta de investigación aplicada limitaban severamente las opciones de tratamiento”.
Sin embargo, la evolución en este campo ha sido, en sus palabras, “exponencial”. El desarrollo de la industria ha jugado un papel crucial en esta transformación, facilitando la aparición de materiales cada vez más avanzados y tecnológicamente sofisticados. “Los apósitos activos fueron solo el comienzo. Ahora se abre un futuro casi de ciencia ficción con apósitos inteligentes capaces de medir y reajustar parámetros claves en la cicatrización de las lesiones”, explica Begoña.
Además, la incorporación de tecnologías como la inteligencia artificial promete avances aún más significativos en un futuro cercano. “Cada vez que asisto a un congreso y veo los nuevos desarrollos en los que estamos investigando, es impresionante. La interacción entre la empresa y la sanidad ha creado un potencial enorme para seguir mejorando y expandiendo las opciones de tratamiento”, señala.
A pesar de estos avances tecnológicos, Begoña apunta que en España el campo de la investigación en heridas crónicas aún necesita más desarrollo, dependiendo en gran medida de la inversión y el interés del Ministerio de Sanidad y otras instituciones sanitarias y académicas. “No es un campo que esté tan desarrollado como debería, dada su importancia y el impacto que puede tener en la calidad de vida de los pacientes”, concluye.
Manejo de HCC: formación y motivación profesional
En el complejo campo del manejo de heridas crónicas, los desafíos son diversos y demandan un enfoque meticuloso y continuamente actualizado. Según Martín Muñoz, uno de los principales obstáculos es el desconocimiento generalizado entre los profesionales de la salud. “El principal desafío es, sin duda, la falta de formación especializada entre los profesionales que tratan estas heridas. Muchas veces, las heridas que podrían ser tratadas eficazmente se convierten en crónicas debido a una inercia terapéutica y a un manejo inadecuado, perpetuando ciclos de tratamiento inefectivos y prolongando innecesariamente el sufrimiento del paciente”.
Para Begoña, la solución no solo reside en proporcionar más información, sino en transformar esa información en formación práctica que cambie efectivamente la práctica clínica. “Hay una gran diferencia entre informar y formar. La formación implica un aprendizaje que realmente capacita a los profesionales para aplicar conocimientos de manera efectiva en sus entornos de trabajo”, explica.
Además, la colegiada malagueña destaca la importancia de motivar y crear interés entre los profesionales de la salud sobre la importancia de un manejo adecuado de las heridas crónicas. “Como EPAS, uno de nuestros roles fundamentales es estimular y motivar a nuestros compañeros. Debemos ser capaces de generar empatía y entender la profundidad del impacto que nuestro trabajo tiene en la vida de los pacientes”, señala.
Por tanto, Begoña aboga por una formación continua y profunda que no solo actualice a los profesionales en las últimas tecnologías y tratamientos, sino que también les inspire a adoptar un enfoque integral, humanístico y empático en el abordaje de personas con heridas. Esta combinación de educación y motivación es clave para superar los desafíos que actualmente enfrenta el campo.
Colaboración interdisciplinar en la atención sanitaria
En el ámbito del tratamiento de heridas crónicas complejas, la colaboración multidisciplinaria es otro aspecto crucial para un manejo eficaz. “Trabajo en un contexto hospitalario donde la especialización es la norma y el trabajo en equipo es esencial. El abordaje de un paciente con heridas no se limita solo a la lesión, sino que implica considerar al paciente de manera holística e integral. Afortunadamente, en mi entorno, el apoyo y la colaboración de otros especialistas es constante”.
El éxito de este enfoque colaborativo se refleja en las estadísticas, con más del 50% de las consultas a Enfermeras de Práctica Avanzada provenientes de médicos que buscan su asesoramiento especializado. “Esto facilita un intercambio continuo de información y estrategias, lo que mejora significativamente los resultados para el paciente”, afirma.
Así, el mensaje de Begoña Martín Muñoz es claro: la colaboración, formación continua y especialización son claves para el progreso en el manejo de heridas crónicas complejas, beneficiando tanto a los profesionales de la salud como a sus pacientes.
El impacto transformador de las Enfermeras de Práctica Avanzada
Como defiende Begoña, “el papel de las Enfermeras de Práctica Avanzada (EPAs) en el manejo de heridas crónicas complejas ha demostrado ser un catalizador para el cambio positivo tanto en la atención al paciente como en la eficiencia del sistema sanitario. A través de la experiencia acumulada en Andalucía, gracias al proyecto liderado por el enfermero y doctor Francisco Pedro García Fernández y con el apoyo de Picuida, se ha evidenciado que la intervención de las EPAs no solo acelera la curación de las heridas, sino que también reduce significativamente los costes asociados al tratamiento prolongado”.
La contribución de estas profesionales al sistema sanitario es, por tanto, indiscutible. Sin embargo, todavía enfrentan desafíos significativos debido a la falta de reconocimiento legal y económico de su especialización. “A pesar de asumir más responsabilidades y ofrecer atención avanzada, no recibimos una remuneración acorde con nuestro nivel de formación y compromiso. Es esencial que el sistema sanitario reconozca y remunere adecuadamente a estas profesionales no solo para mantener la sostenibilidad de este modelo de cuidado, sino también para incentivar a más enfermeras a especializarse en áreas críticas. El aumento en el número de EPAs en diversas especialidades, como oncología y cuidado de pacientes diabéticos, es crucial para abordar las crecientes necesidades de salud de la población”.
Por todo ello, ha concluido la enfermera, “la experiencia de Andalucía debe servir como un modelo a seguir, no solo en términos de implementación clínica sino también en el empoderamiento de las enfermeras dentro del sistema de salud. Con el reconocimiento adecuado y la remuneración justa, el modelo de Enfermería de Práctica Avanzada tiene el potencial de revolucionar la atención sanitaria, proporcionando soluciones efectivas para las necesidades complejas de los pacientes y contribuyendo a un sistema de salud más resiliente y eficiente”.
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