La presencia de enfermeras especialistas en Salud Mental en el ámbito comunitario es una necesidad de nuestro sistema de salud. Esta figura profesional especializada acompaña y cuida a los pacientes según sus necesidades, a lo largo de todo el proceso de enfermedad. Aunque no hay que olvidar que también lo hace en el proceso de salud. En definitiva, la Salud Mental desde el prisma comunitario es sinónimo de una relación a largo plazo entre la persona y su enfermera.
De esta manera, la Enfermería se convierte en el perfil sanitario más cercano al paciente, siendo claves para detectar cualquier cambio y abordar la intervención temprana y prevención de los trastornos mentales.
Hoy, el Colegio ha querido entrevistar a esta enfermera, comprometida con el bienestar de los malagueños y malagueñas, para conocer en mayor profundidad la labor de la Enfermería en el abordaje de la salud mental desde el ámbito comunitario.
P: ¿Por qué es importante que la salud mental se encuentre integrada en el ámbito comunitario?
R: La salud mental es parte esencial de todos los individuos y, como tal, se encuentra sujeta a cambios constantes a lo largo del ciclo vital. Debemos tener en cuenta que, en esa evolución, influyen multitud de factores tanto internos como externos.
De hecho, cada vez más se presencia una mayor incidencia de problemas emocionales relacionados con la forma de vida y las situaciones socio- económicas, personales y familiares en las que la gente se encuentra inmersa y que, en ocasiones, pueden llegan a ser muy complicadas de gestionar. Somos conscientes del sufrimiento emocional de las personas, pero es vital intentar evitar psiquiatrizar esos problemas, algo para lo que los servicios de Atención Primaria y de Salud Mental comunitarios contamos con una posición privilegiada, cercana y accesible.
Desde mi punto de vista, la atención a ese tipo de demanda debería centrarse en ayudar a las personas a identificar y potenciar formas de afrontamiento positivas y saludables y al uso adecuados de los distintos recursos personales, sociales y comunitarios. Para ello, es necesario llevar a cabo programas trasversales y duraderos en el tiempo y que abarquen distintas áreas y periodos de la vida de las personas.
En ese sentido, el ámbito comunitario puede ser el escenario ideal de intervenciones coordinadas y completas, tanto de atención como de prevención, y que incluyan no sólo a distintos niveles sanitarios sino también a estamentos educativos, sociales, de participación ciudadana, etc…
P: El entorno comunitario supone la relación a largo plazo entre una persona y su enfermera. ¿Cómo es la relación entre el usuario y su enfermera especialista en salud mental?
R: La mayor ventaja de la atención comunitaria es que nos brinda a los profesionales la oportunidad de atender y acompañar a nuestros pacientes durante años de manera continuada, frecuente y periódica.
Esto provoca una relación de entendimiento mutuo y confianza que, a mi modo de ver, es la mejor herramienta para acompañar a los pacientes durante todo su proceso terapéutico y de recuperación. Gracias a esa relación de confianza, al cuidado, al mimo y a la dedicación, se fomentarán los vínculos positivos y sinceros, fomentando que el paciente desarrolle sus propios recursos de afrontamiento y consolide su autonomía, que es el verdadero objetivo.
P: ¿Qué papel cumple la enfermera especialista en el abordaje de la salud mental desde los dispositivos comunitarios? ¿Se consolida como una oportunidad de intervención temprana y prevención de trastornos mentales?
R: La función principal de las enfermeras comunitarias es el acompañamiento de los pacientes a lo largo de todo el ciclo vital. Para ello, tomamos como encuadres principales el abordaje integral de las personas, la continuidad de cuidados y el modelo de gestión de casos. Son factores que nos posicionan como figuras accesibles y perdurables en la vida de las personas que atendemos, facilitando ese importante acercamiento al contexto familiar y social.
De otro lado, esta relación facilita la detección de forma precoz de posibles problemas de Salud Mental, así como la coordinación y colaboración con otros niveles sanitarios, sociales y comunitarios fundamentales para el desarrollo de proyectos conjuntos que promueven la prevención y asistencia a los problemas de salud mental desde distintos ámbitos: sanitario, social, escolar, legal…
P: ¿Cómo es el día a día de este perfil profesional? ¿Qué tipo de pacientes es el que atiende con mayor frecuencia y cuáles son sus principales necesidades?
R: Nuestro desarrollo profesional cotidiano está compuesto de diversas y numerosas actividades tanto asistenciales como de coordinación y no asistenciales. Entre ellas, se podría destacar el seguimiento de pacientes en consulta, la teleasistencia, la atención a la demanda no programada, intervenciones familiares, visitas domiciliarias, tareas de recaptación de pacientes vulnerables desde el paradigma de los cuidados inversos, coordinaciones con otros profesionales y dispositivos sanitarios y sociales, programación y realización de grupos psicoeducativos tanto para adultos como para población infanto – juvenil, además de la participación en comisiones de trabajo de nuestra UGC.
Históricamente, la enfermería comunitaria de Salud Mental atendía principalmente a los pacientes graves, casos complejos con diagnósticos médicos psiquiátricos definidos. Sin embargo, la demanda creciente y desbordante de otros tipos de pacientes donde predominan síntomas de ansiedad, afectivos y con dificultades de afrontamiento de su vida cotidiana ha ido favoreciendo que la enfermería haya ampliado de forma progresiva y a lo largo de estos últimos años su cartera de servicios y programas destinados a este otro tipo de pacientes.
En definitiva, cada vez hay más enfermeras enfocadas en cubrir sus necesidades, en escucharlos, orientarlos, informarlos, apoyarlos y canalizar sus demandas con respecto a los tratamientos diversos y durante las distintas fases de su proceso.
P: Diversos son los estudios que demuestran que los servicios de salud mental en el ámbito comunitario ayudan a reducir al máximo la estigmatización y discriminación. ¿Qué labor ejerce la Enfermería en este sentido?
R: La mayor aportación que podemos hacer desde la Enfermería es convertirnos en referente, o lo que viene siendo lo mismo, predicar con el ejemplo. De hecho, siempre es importante mantener una actitud profesional, respetuosa y comprensiva con los pacientes que sufren este tipo de trastornos y sus familias.
Por supuesto, no olvidamos que la educación es una de las armas más poderosas contra la discriminación. Una estrategia de aprendizaje que debe ser aplicada a todos los niveles y de la forma más temprana posible, contando con los profesionales de la salud mental para aportar nuestro conocimiento, aclarar conceptos erróneos, educar en salud, colaborar con otros profesionales, además de proporcionar información completa, objetiva y veraz sobre los problemas psíquicos y el malestar emocional.
P: ¿Qué papel juega la educación para la salud en los pacientes de salud mental?
R: La educación para salud es el instrumento principal, inherente y fundamental en la calidad de los cuidados que prestamos a nuestros pacientes y sus familias. Permite que las personas y sus familiares conozcan lo que les ocurre y puedan afrontarlo de la mejor manera posible, adoptando hábitos saludables y mecanismos de afrontamiento positivos.
Además, junto con la relación terapéutica, conforman el motor principal para ayudar a potenciar sus propios recursos personales y su autonomía con el objetivo de que las propias personas puedan ejercer como sujetos activos y participantes de su propio proceso de mejora. Podría decirse que la educación para la salud es la piedra angular sobre la que se asientan aquellos programas de prevención y promoción de la Salud Mental.
P: Retos pendientes de la Enfermería de Salud Mental en Andalucía
R: Andalucía necesita contar con especialistas de enfermería en Salud Mental en todos los dispositivos de Salud Mental. Si bien es cierto que en los últimos años se ha avanzado en esta línea, incrementando la presencia de enfermeros especialistas en los dispositivos comunitarios, sigue siendo una tarea pendiente en el ámbito hospitalario, donde se continúa apostando por la implantación de un modelo mixto. Algo que para los profesionales resulta contradictorio, dificultando la posibilidad de garantizar un abordaje integral del paciente, así como la continuidad de los cuidados.
Si nos enfocamos dentro de los equipos de trabajo multidisciplinares del ámbito comunitario; identificamos una serie de mejoras que pasan por aumentar la oferta en la atención infanto – juvenil, participar en el diseño y en los programas de promoción y prevención de salud mental con otros niveles de salud y profundizar en el abordaje domiciliario de los pacientes más vulnerables y sus familias.
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