En los últimos años, aunque el número de conductores y conductoras que han sufrido algunas de las fatídicas consecuencias de la accidentabilidad en el tráfico se mantiene más o menos estable, las estadísticas sobre los exámenes de conducir en España han revelado un panorama preocupante: hasta el 55% de los alumnos y alumnas dispuestas a obtener el permiso de conducción no superan algunas de las pruebas, ya sean teóricas como prácticas. Esta tendencia pone de manifiesto no solo las dificultades técnicas de los futuros conductores y conductoras, que según los expertos/as no han cambiado mucho, sino, también, la falta de concienciación y sensibilización sobre la peligrosidad inherente a la utilización de las vías públicas y la formación que se requiere para ello.

Desde el Colegio Oficial de Psicología de Andalucía Oriental consideran que estos datos son una llamada de atención para replantear los enfoques educativos en la formación vial. No es suficiente con dominar las normas de tráfico y las habilidades prácticas necesarias para manejar un vehículo; es imprescindible que los usuarios y usuarias de las vías desarrollen una actitud responsable y consciente del impacto que sus decisiones pueden tener en la seguridad vial.

Por ello, proponen la intervención de especialistas en conducta humana, psicólogas y psicólogos en la formación de los conductores/as y en la concienciación de la población en general podría ser un elemento transformador en este proceso. A través de programas de sensibilización y cambio de actitudes de los conductores/as noveles, se pueden adquirir una mayor conciencia de los riesgos asociados a la conducción. La inclusión de módulos de formación de educación vial en el ámbito de la psicología en colegios, institutos y autoescuelas, enfocados en el manejo del estrés, la toma de decisiones bajo presión y la percepción del riesgo, contribuiría a formar conductores y conductoras con más preparación y compromiso con la seguridad vial.

Los altos índices de suspensos en los exámenes de conducir reflejan una carencia en la preparación integral de los aspirantes, que va más allá de la técnica. La conducción no es solo una habilidad mecánica, es un acto de responsabilidad social que requiere de una sólida preparación psicológica. Incorporar la perspectiva psicológica en la formación vial no solo mejorará las tasas de aprobados y aprobadas, sino que, más importante aún, reducirá el riesgo de accidentes en las carreteras, promoviendo una cultura de respeto y seguridad en el tránsito.

Es momento de reconocer la necesidad de una formación más completa, que integre el aspecto técnico con el desarrollo de competencias psicológicas esenciales. Desde el Colegio Oficial de Psicología de Andalucía Oriental, hacen un llamado a las autoridades y a las instituciones educativas encargadas de la formación de conductores y conductoras a considerar seriamente esta propuesta. La seguridad vial es responsabilidad de todos y de todas, y la intervención psicológica es una herramienta poderosa para garantizarla.

Por ello, desde la vocalía de tráfico, movilidad y seguridad se está trabajando y entablando contactos con distintas instituciones para implementar a distintos niveles de la formación reglada, en empresas del sector de la enseñanza a la conducción, patronal de empresarios, etcétera; formación específica para la concienciación y cambio de actitudes referente al tráfico y a la movilidad de los usuarios y usuarias de las vías públicas.

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